viernes, 4 de junio de 2010

Sin Asunto

por Kai

Tengo pena. Me falta algo y no sé lo que es. Siento que lo que soy para él no es suficiente, pero tampoco sé qué cosa sí sería suficiente. Siento que su energía la tiene puesta en otro lado. Lo que lo mueve, lo que le da sentido a su vida –por decirlo de alguna manera-, son otras cosas.
El eje de su vida, según lo que yo veo, es alcanzar metas. Ser más reconocido, poder exigir un mejor sueldo, ir a más lugares, poder comprar lo que quiera, lo que antes no podía. Codearse con gente. Acceder. Eso es lo que el goza. Lo que lo llena, lo que lo hace feliz. Demostrarse y mostrar que él puede.

Y siento que yo, los niños y esta casa, son grandes logros para él y como tales, nos valora lo suficiente. Y además de valorarnos, nos cuida responsablemente. Para sostener esto hay que trabajar y esa es su especialidad. Ya que tenemos niños, hay que comprarles ropa, comida y juguetes, ponerlos en un buen colegio y sacarlos a pasear de vez en cuando. Es algo que él sabe que hay que hacer y por lo tanto lo hace. Que no es lo mismo que disfrutarlo. Y después del trabajo, se viene derechito a la casa, porque andar por ahí farreando no corresponde teniendo familia. Pero yo no siento que le den ganas de llegar a la casa para ver a sus hijos que crecen tan rápido y compartir un rato en el día conmigo, su mujer. Por eso cuando está acá su actitud es como la de quién está haciendo hora en una sala de espera. Buscar algo en la tele, jugar en su teléfono. Y claro, estar atento a algún llamado del deber, como jugar con la pequeña y contarle un cuento al mayor. O conversar conmigo. Pero siempre hay que pedirle. Cuando uno le pide, lo hace. Cumple y vuelve a lo del.

Así que en lo concreto no hay nada que le pueda reclamar. Porque cumple con todo lo que le corresponde y si algo falta es cosa de decírselo y lo hace. Para eso tiene buena disposición. Lo que no tiene es iniciativa.

Se me ocurren varias frases para justificarlo. Que es hombre. Que tuvo tantas carencias en su infancia. Que no está acostumbrado a convivir con mujeres. Que yo tampoco soy perfecta.

La verdad tampoco es que lo culpe.

Es sólo que se me pierde el hilo conductor. La gracia de “estar en pareja”, más allá de tener un sostenedor del hogar y alguien a quién recurrir. Alguien que tiene que ayudarte y andar contigo porque le corresponde. Alguien con el que puedes contar, porque es su responsabilidad que así sea. Alguien que se despide con un beso en la boca, porque es lo que hacen los maridos cuando se despiden de sus señoras. No creo que haya otra motivación más allá de eso.

Porque ahora no hay nada más. Si sacara todas nuestras responsabilidades y proyectos compartidos, no sé que nos queda. No sé si alguna de sus listas de intereses o cosas que le gustaría hacer, algún día, cuando tenga tiempo, están el estar conmigo, simplemente por estar.
He llegado a pensar que no se le puede pedir más a un hombre. Al mío al menos. Que son galanes y románticos y te hacen creer que sienten como tú, porque necesitan encontrar una mujer por una cosa instintiva, para procrear y perpetuar la especie. Pero no porque disfruten ni necesiten de su compañia.

He escuchado que algunos hombres parecen, la menos, estar siempre necesitando sexo y he ahí un punto de encuentro matrimonial. Bueno, no es el caso de mi hombre tampoco. Pasa por la vida como si prescindiera de eso. Y lo peor de todo, es que ni siquiera creo que tenga una amante. Creo que no lo necesita. Ya no sé nada en realidad. Y a él se lo he dicho todo y sigue sin entender en dónde es que está el problema. Si él hace todo lo que tiene que hacer...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque parezca que quiero caerte bien, que soy del club de fans de Kai, te entiendo TANTO, PERO TANTO, que no sé qué más decirte.
Que no eres la única es igual a "mal de mucho, consuelo de tontos".
No se si tu caso y el mío bastan para extrapolar esta conducta a todo el género masculino. Creo que no es justo y que puede ser diferente.
En cada una de tus líneas, movía la cabeza en señal afirmativa. Incluso sonreí. Pero es como la risa de las máscaras de teatro, porque también es para llorar.
Alguna vez comenté que añoraba un abrazo sorpresivo por la espalda, un beso apasionado que te deje la boca dada vuelta.
En fin... lamentablemente no tengo nada más que comentar. Menos la solución.
Ah! sí, hay algo que siempre pienso... No quiero que los 40 años que siguen sean iguales a estos últimos dos en el ítem "pareja".

J.XXI

Anónimo dijo...

Antes de terminar de leer ¿está bien que este post tenga nombres propios?

Kai dijo...

ups. no. editaré! GRACIAS

Flo dijo...

Qué buena columna, sincera y auténtica y vulnerable.
Lamento que lo estés pasando mal en tu relación. Creo que a todas nos pasa en algunos momentos y caemos en una inercia autocompasiva de la que cuesta salir porque empezó por la distancia con el otro y éste no nos "ve" como para que el ciclo negativo acabe.
Yo lo que he hecho en esos momentos es conversar, conversar y conversar con el susodicho. Si él no toma la iniciativa, lo hago yo: lo invito a comer afuera. Lo abrazo por la espalda y luego le planto un beso de los buenos. Le pregunto acerca de sus cosas y en un descuido le cuento de las mías.
A veces le hago notar que nuestro vínculo es lo que sostiene todo. Se lo digo así, directamente porque así es como llegan más las cosas.
Le hago ver que lo necesito, pero que no soy una persona incompleta y que va como coja por la vida si no estamos en un buen momento (aunque es mentira).
El buen sexo también ayuda mija. Tome Ud. también la iniciativa y verá.
Éxito y gracias.

Clo dijo...

Lo explicas muy bien.

A mi me pasó parecido, pero no tan extremo. Las razones eran (y son) sumamente diferentes, pero yo también quería que él disfrutara de estar con nosotros, en familia, y conmigo "haciendo nada" como bien dices.


Lo que hice fue:

En esos momentos del compartir familiar, en vez de ponerme a pensar en su falso disfrute, me puse a decir en voz alta "qué feliz soy", "me encantan cuando estamos así, juntos en familia" como creyéndome que él de verdad lo está disfrutando con mi mejor cara de mujer plena.

Él me creyó, y ahora disfruta esos momentos porque ve mi cara de felicidad y no mi cara insatisfacción.
Si los hombres fueran todos iguales te podría asegurar que funciona, pero no.


Tal vez él entiende lo que le has dicho, pero a lo mejor, por las cosas que no tuvo, no puede dejar de pensar en las que tú si has tenido siempre, y está concentrado en darte eso, obviando que para ti no es lo más importante (se me ocurre, pero no se si este sea un pensamiento masculino la verdad).


Que tengas suerte.

Anónimo dijo...

Ya po Kai por favor da señalas de vida, cómo estás ahora? estás repuntando?

J XXI

 

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